Al Señor le agrada que se le hagan ofrendas, pero más le agrada que se haga justicia. (3)
1El corazón del rey se bifurca como los ríos,
pero en manos del Señor sigue los planes divinos.
2El hombre cree que todo camino es recto,
pero el Señor pondera los corazones.
3Al Señor le agrada que se le hagan ofrendas,
pero más le agrada que se haga justicia.
4Esto es pecado: Los ojos altivos,
el corazón orgulloso y los planes malvados.
5Si piensas lo que haces, tendrás abundancia;
si te apresuras, acabarás en la pobreza.
6Amontonar tesoros a base de mentiras
es una ilusión que te conduce a la muerte.
7A los impíos los destruye su propia rapiña,
porque se rehúsan a hacer justicia.
8El malvado va por caminos torcidos,
pero el hombre honrado actúa con rectitud.