DEVOCIONAL DIARIO
Ezequiel 3. 6-9.
Hay todo un aro de expectativa en ser misionero, pero este pasaje describe la realidad de la misión, no siempre se verá el éxito en la labor misionera, puede ser desgastante, dolorosa, y te hace insignificante. Pero Dios aquí, le advierte al profeta, que el púbico objetivo no le atenderá, que serán duros, no atenderán al mensaje porque a quien no quieren oír es a Dios; esa es la realidad, no es al profeta a quien rechazan es al Dios que envía al profeta. Por eso el mensajero, misionero, que recibe una orden de Dios debe hacerse duro como el diamante para cumplir la misión. El diamante es el producto de la presión natural debajo de la tierra por eso es material vegetal transformado por la presión natural. Pero aquí hay una promesa para aquellos que vagan por la vida cumpliendo la orden de Dios de anunciar, Dios promete que la frente será dura como la piedra, como el diamante, y llamó la atención, quien da esa capacidad al ser humano para tener la frente dura como diamante es Dios mismo. En otras palabras, Dios llama al profeta, le da el mensaje y lo capacita para enfrentar las pruebas que tendrá que superar para que el mensaje llegue.