DEVOCIONAL DIARIO
Ezequiel 6.8-9.
Mas claro no podía ser, a voz en cuello, Dios le pide al profeta que lo diga, Dios grita el dolor que le causa nuestras infidelidades, Dios llora y hace sufrir al pueblo de Israel porque su corazón no es fiel a Dios, se aparta fácilmente de Dios, pone sus ojos en ídolos y actúan incorrectamente. Pero ese mal no es solo del pueblo de Israel, los hemos visto sufrir a través de la historia de la humanidad, no ha habido un pueblo que sea más perseguido que Israel, ellos son la representación profética que tenemos delante nuestro todos los días; como seguidores de Dios, tan fácilmente nos olvidamos de Él y llenamos nuestras casas de objetos de adoración que no son nuestro Dios. Igual que el pueblo de Israel, vamos fácilmente tras los ídolos modernos, la fama, el poder, el dinero, el éxito y no nos queda tiempo para relacionarnos con Dios cuando lo único que pide de nosotros es que lo amemos, que le reconozcamos como nuestro Dios, como lo dice en Deuteronomio 10.12: “Y ahora, israelitas, ¿qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente que lo honren y sigan todos sus caminos; que lo amen y lo adoren con todo su corazón y con toda su alma”. Y eso mismo pide Dios de ti y de mi hoy, no ha cambiado el deseo de Dios de relacionarse con el ser humano, bajo una premisa de amor.