DEVOCIONAL DIARIO

Ezequiel 20. 10-14.
Para la formación de la nación, les dio estatutos para relacionarse con Dios y con su prójimo, fueron  diez mandamientos, que se podían contar con los dedos de las manos para que nunca los olvidarán, 5 regulan la relación sana con Dios y los otros 5 regulan la relación con el prójimo. A diferencia de las leyes de otras naciones, donde el énfasis era “ojo por ojo y diente por diente”, en estos mandamientos, Dios les manda amar al prójimo como a si mismos, les dice con toda firmeza, que esos mandamientos se los dio para que encuentren vida y afirma con seguridad, quien los respeta, tiene vida.  Jesús resume estos mandamientos en dos, amar a Dios y amar al prójimo. Dentro de los que les dio, esta el día de reposo.  El tema del día de descanso nace desde el Génesis, Dios crea el día de descanso. Un día de descanso NO es una invención humana, es una creación de Dios; y Jesús nos aclara cual fue el objetivo de la creación de ese día. En Marcos 2.27, “Jesús aclaró de nuevo:  El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.” Ese día de reposo no les pertenecía, era el regalo de Dios para el ser humano, pero abiertamente profanaron todo lo que Dios llamó sagrado. El descanso se hizo para el ser humano, para amar a Dios y al prójimo para hacerlos diferentes a las demás naciones que no tenían un lugar ni un día de descanso. Ellos hicieron del sábado una institución mayor que Dios, eran fieles respetando el sábado pero, Ezequiel recuerda a los líderes que llegan a consultar al Señor, los sábados  era la señal de la relación entre Dios y su pueblo. Dios reclama, que aunque religiosamente cumplían con el sábado, en su corazón adoraban sus ídolos, no se deleitaban en Dios, ni en amar a su prójimo, lo que invalidaba sus sacrificios. Aun así, una y otra vez, Dios los perdonó en el desierto, promete, para empezar de nuevo.