DEVOCIONAL DIARIO

Salmo 4.
Este Salmo es una oración de súplica también, tradicionalmente se ha usado para ser orado a la acostarse. Escrito por David, no sabemos si es una continuación del Salmo 3, pero el tema es el mismo, la firme confianza en Dios. Inicia con la frase “Dios de mi justicia” o “Dios y defensor mío”, es uno de los Nombres de Dios, es decir es un calificativo de Dios. Los nombres de Dios muestran las virtudes de Dios en su trato con el ser humano, nos permite conocerle en sus actos hacia nosotros. Este Nombre de Dios nos recuerda que Dios hace justicia, da a cada uno según sus actos, no tiene preferencias entre un ser humano y otro, es el Dios que escucha el corazón quebrantado, eso hace la diferencia.

David, al escribir esta pensando en aquellos que están en posición de autoridad, les llama a la reflexión, no pueden tomar ventaja de su posición para aprovecharse de los más débiles. Dios se irá de parte del que confía en Él, no del que usa poderes humanos. Esta expresión es muy seria, Dios no se va departe de nadie solo porque diga o repita expresiones de confianza, Dios defiende a quien con un corazón sincero y lleno de amor hacia él le busca y confía en Él. Nos invita a ser sinceros ante Dios, a veces se nos olvida que él conoce el corazón del ser humano y da a cada uno, según su corazón, no según las palabras que repita, ni que tenga una imagen pública de santidad, es según la sinceridad del corazón ante su presencia.

En el versículo 6 viene la expresión: “quién me mostrará la felicidad” de inmediato aparece el ruego que se repite muchas veces en la Biblia: “míranos con buenos ojos”, o “haz resplandecer tu rostro”; esta expresión significa ten compasión, o sé benevolente con nosotros. Y por último el versículo 7, la alegría que da confiar en Dios se compara con la dicha de recoger las cosechas, la dicha de tener comida sobre la mesa. Por eso podemos dormir tranquilos.