DEVOCIONAL DIARIO
Salmo 8.1-4
Hasta aquí se ha estudiado un salmo sapiencial, otro real y cuatro de súplica, ahora vamos a uno de Alabanza al Dios creador.
En este caso empieza con una frase muy importante, “¡Tu Nombre domina en toda la tierra!”, en la Biblias normalmente “Tu Nombre” se escribe en minúscula por las reglas modernas del diccionario de la Real Academia Española, pero lo pongo en mayúscula porque en la Biblia, el nombre es mucho más que una palabra común y corriente; el nombre describe lo más íntimo de la persona, por eso encontramos eventos como, cuando Manóa, el papá de Sansón le pregunta a Dios cuál es su nombre y Dios le dice que es demasiado maravilloso y no podrá entenderlo; y en el caso de Moisés, cuando le pregunta a Dios Su Nombre, le responde “YO Soy el que Soy” o “Yo Soy el que Existo” aunque más adelante en Éxodo 33 y 34, Moisés le dice, quiero conocerte y Dios le responde, “pasaré delante de ti y pronunciaré mi Nombre”, y cuando lo pronuncia lo que hace es decir “El Señor, El Señor, Dios Tierno y Compasivo, Paciente y Grande en Amor y Verdad”(34.6), en Reina Valera dice ¡Jehová!, ¡Jehová!.
Recordemos que es el Nombre que no se pronuncia y se le pone las vocales de “Adonai” para poder pronunciarlo. Y según la Septuaginta se traduce como “El Señor”. También en el Getsemaní, cuando los soldados preguntan a Jesús si es él Jesús, responde “Yo Soy” y los soldados cayeron para atrás. Por eso conocer el Nombre del Señor, es bendecirlo, invocarlo con un profundo respeto reverente, sabiendo que él domina todo lo que existe, es el creador de todo y ante tanta grandeza, el ser humano debe preguntarse, ¿quién soy yo? que Dios decidió darme la oportunidad de existir, porque piensa en mí como alguien digno.