DEVOCIONAL DIARIO
Salmo 19.12-14.
El Salmo termina con un diálogo personal, una reflexión sobre la revelación de Dios, el orante reconoce la inclinación a cometer errores de los que muchas veces no somos consientes, con una súplica personal ruega el perdón por esas faltas y eleva su oración, ¡No permitas que el orgullo me domine! que Dios nos ayude a quitar todo obstáculo para tener una relación correcta con Dios y su Palabra.
Súplica ser una persona sin tacha, correcta, que vive para agradarle a Dios. Termina dándonos una oración para ser orada todo el tiempo: “Sean agradables los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti roca mía y libertador mío”, en cualquier versión que usted utilice, esta oración expone las áreas en las que somos más propensos a errar, en lo que hablamos y en lo que pensamos, que esta sea siempre la oración diaria ante nuestro Dios.