DEVOCIONAL DIARIO
Salmo 23.5.
Un banquete, te preguntarás, qué relación tiene con el resto del
tema. En Cantares 2.3-4 nos dice:
“¡Qué agradable es sentarme a su sombra!
¡Qué dulce me sabe su fruta!
4 Me llevó a la sala de banquetes
y sus miradas para mí fueron de amor.”
En la Biblia el servir el banquete es una expresión de amor, hospitalidad y solidaridad, Jesús en la parábola de la fiesta de bodas, El Rey decide dar un Banquete de bodas para su hijo que se casa; de la misma forma Dios el Padre ofrece un Banquete de bodas cuando llega la nueva Jerusalén. Dios no necesita que le demos comida para complacerlo porque Él es el dueño de todo, Dios se complace en ver a sus hijos disfrutar banquete junto con Él, que nos sentemos a su sombra, comamos de su fruto, se complace en atendernos para que tengamos fuerzas para continuar, «Aderezas mesa delante de mí», es Dios quien sirve un banquete para disfrutar de su presencia.
En Apocalipsis 3.20 nos dice: «Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos.» Jesús mismo ofrece venir a cenar contigo cuando abres la puerta de tu vida. Cenar con Él es la relación constante que ofrece Jesús en su alianza de salvación; no es un simple gesto de solidaridad y hospitalidad, es que cuando vamos cansados del camino elegido por nosotros mismos, Jesús nos ofrece un descanso para recuperar las fuerzas para continuar hasta llegar a los pastos verdes, a las aguas frescas, nos ofrece un compañerismo de honor. Ese banquete es servido ante los enemigos que desean vernos fracasar, somos honrados por Dios, cuando nos visita y prepara un banquete para darnos fuerzas para continuar el camino de la vida.