Devocional Diario
Salmo 31. 1-5
Es un salmo de súplica individual. Contiene diez estrofas donde el autor confiesa la angustia que siente por el momento vivido, pero a la vez hace su declaración de confianza, como lo dice su título. El escritor está seguro de recibir la ayuda que tanto necesita, pero está preocupado por qué dirán de Dios quienes vean a un hijo de Dios en esa condición mientras recibe su respuesta.
Trata de animarse recordándose a sí mismo que él ha confiado en Dios, sabe quién es y que es justo por lo tanto, la situación no durará para siempre, Dios ha determinado un tiempo para sacarlo de esa condición. Igual es con cada uno de nosotros, nada de lo que nos suceda es para siempre, Dios tiene establecidos los tiempos, solo recuerda quién es el Dios en quien has confiado y declara junto con David, «Se tú mi roca fuerte, la fortaleza que me salva».
Esta oración no pide cosas materiales, pide más confianza y dirección. El escritor exclama, «tú eres mi roca y mi castillo; guíame», el escrito tiene una preocupación genuina de que el Nombre de Dios no se vea afectado. El versículo 5 contiene la frase que pronuncia Jesús en la cruz al morir, «En tus manos encomiendo mi espíritu», la encontramos en Lucas 23.46. Jesús nos deja una lección más en la cruz, aún en el mayor momento de angustia, cuando uno no sabe cómo orar, las oraciones contenidas en la Biblia, en especial estos Salmos, son aliento de vida. Cuando ya no vemos una solución humana, orar las palabras contenidas en la Biblia nos dan la fortaleza para pasar por la situación que sea.