DEVOCIONAL DIARIO
Ezequiel 24.20-23.
Dios le apunta a su pueblo que, el centro de su adoración, ya no es Él, sino el templo, denuncia la admiración, y como se deleitan en el templo, pero no tienen una relación con Dios, que se supone vive en el templo; denuncia, además que se sienten orgullosos del templo, pero no de Dios; esta es una etapa crucial donde se mide tu relación con Dios, es más fácil adorar algo material y visible, a adorar al Dios que se reveló en el Éxodo, y se comunica por medio de sus Palabras Escritas. Uno de los Nombres de Dios es, Dios Celoso, en su significado positivo, una persona celosa es atento, diligente, cuidadoso; pero la Biblia dice que Dios no comparte Su Gloria con nadie, en este caso la gloria de Dios había sido asignado por el ser humano a algo material, el templo. Por eso decide quitarles aquello que interrumpe su relación personal con Dios. La muerte repentina de la esposa de Ezequiel se convierte en la profecía, porque la orden de Dios a Ezequiel es que no guardará luto por lo que más ama, es Dios quien le quita al profeta lo que más ama; de igual forma, Dios le quitará al pueblo lo que más ama. La orden implicaba que no podría hacer el luto, lo cual es muy importante para la cultura judía; de la misma forma ellos no podrían hacer luto por su pérdida porque sus hijos morirán a filo de espada, y algunos irían cautivos y ni siquiera tendrían tiempo de hacer el luto por la gran pérdida. Este pasaje nos invita a reflexionar en qué ocupa el lugar de Dios en nuestras vidas.