Sociedad Bíblica Peruana

ESPERANZA DE RENOVACION ESPIRITUAL

Bible text(s)

La resurrección

1Cuando pasó el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro.

2De pronto, hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, removió la piedra, y se sentó sobre ella.

3Su aspecto era el de un relámpago, y sus vestidos eran blancos como la nieve.

4Al verlo, los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos.

5Pero el ángel les dijo a las mujeres: «No teman. Yo sé que buscan a Jesús, el que fue crucificado.

6No está aquí, pues ha resucitado, como él dijo. Vengan y vean el lugar donde fue puesto el Señor.

7Luego, vayan pronto y digan a sus discípulos que él ha resucitado de los muertos. De hecho, va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán. Ya se lo he dicho.»

8Entonces ellas salieron del sepulcro con temor y mucha alegría, y fueron corriendo a dar la noticia a los discípulos.

9En eso, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Salve!» Y ellas se acercaron y le abrazaron los pies, y lo adoraron.

10Entonces Jesús les dijo: «No teman. Vayan y den la noticia a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí me verán.»

El informe de la guardia

11Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad y les contaron a los principales sacerdotes todo lo que había sucedido.

12Estos se reunieron con los ancianos y, después de ponerse de acuerdo, dieron mucho dinero a los soldados

13y les dijeron: «Ustedes digan que sus discípulos fueron de noche y se robaron el cuerpo, mientras ustedes estaban dormidos.

14Si el gobernador se entera de esto, nosotros lo convenceremos y a ustedes los pondremos a salvo.»

15Ellos tomaron el dinero y siguieron las instrucciones recibidas. Y esta es la versión que se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

La gran comisión

16Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había señalado,

17y cuando lo vieron, lo adoraron. Pero algunos dudaban.

18Jesús se acercó y les dijo: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.

19Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

20Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén.

San Mateo 28:1-20RVRCAbrir en el lector de la Biblia
Alabanza por la poderosa liberación del Señor

10¡Canten al Señor un cántico nuevo! ¡Que lo alaben desde los extremos de la tierra todos los que se hacen a la mar, y todo lo que hay en sus aguas; todas las costas y sus habitantes!

11¡Que eleven su voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar! ¡Que canten los habitantes de Sela! ¡Que lancen gritos de júbilo desde la cumbre de los montes!

12¡Que se glorifique al Señor! ¡Que se anuncien en las costas sus loores!

13El Señor se levanta como un gigante; despierta enojo, como un guerrero. Grita y deja oír su voz; ¡arremete con fuerza contra sus enemigos!

14«Desde hace mucho tiempo me he callado. He guardado silencio; me he contenido. Pero ahora voy a gritar como una parturienta; a un mismo tiempo voy a gruñir y jadear.

15Haré un desierto de los montes y las colinas; secaré toda su hierba. Convertiré los ríos en islas, y dejaré secos los manantiales.

16Llevaré a los ciegos por caminos que nunca conocieron; les haré recorrer sendas para ellos desconocidas. A su paso cambiaré en luz las tinieblas, y allanaré los caminos torcidos. Todo esto haré por ellos, y no los desampararé;

17pero emprenderán la huida en completa vergüenza los que confían en los ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: “Ustedes son nuestros dioses.”

Isaías 42:10-17RVRCAbrir en el lector de la Biblia
El Espíritu se recibe por la fe

1¡Oh, gálatas insensatos! ¿Quién los fascinó para no obedecer a la verdad, si ante los ojos de ustedes Jesucristo ya fue presentado claramente como crucificado?

2Solo esto quiero que me digan: ¿Recibieron el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

3¿Tan necios son? ¿Comenzaron por el Espíritu, y ahora van a acabar por la carne?

4¿Tantas cosas han padecido en vano? ¡Si es que realmente fue en vano!

5Aquel que les suministra el Espíritu y hace maravillas entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

El pacto de Dios con Abrahán

6Así Abrahán creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

7Sepan, por tanto, que los que son de la fe son hijos de Abrahán.

8Y la Escritura, al prever que Dios habría de justificar por la fe a los no judíos, dio de antemano la buena nueva a Abrahán, cuando dijo: «En ti serán benditas todas las naciones.»

9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abrahán.

10Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: «Maldito sea todo aquel que no se mantenga firme en todas las cosas escritas en el libro de la ley, y las haga.»

11Y es evidente que por la ley ninguno se justifica para con Dios, porque «El justo por la fe vivirá»;

12y la ley no es de fe, sino que dice: «El que haga estas cosas vivirá por ellas.»

13Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y por nosotros se hizo maldición (porque está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»),

14para que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los no judíos, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.

15Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto nadie puede invalidarlo, ni tampoco se le puede añadir nada, aunque sea un pacto humano.

16Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su simiente. No dice: «Y a las simientes», como si hablara de muchos, sino: «Y a tu simiente», como de uno, que es Cristo.

17Digo, pues, que el pacto previamente ratificado por Dios no puede ser anulado por la ley, que vino cuatrocientos treinta años después, pues invalidaría la promesa.

18Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abrahán mediante la promesa.

El propósito de la ley

19Entonces, ¿para qué sirve la ley? Pues fue añadida por causa de las transgresiones, hasta que viniera la simiente, a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en manos de un mediador.

20Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios sí es uno.

21¿Contradice la ley a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque, si la ley dada pudiera dar vida, la justicia sería verdaderamente por la ley.

22Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes.

23Pero antes de que viniera la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

24De manera que la ley ha sido nuestro tutor, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe.

25Pero al venir la fe, no estamos ya al cuidado de un tutor,

26pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.

27Porque todos ustedes, los que han sido bautizados en Cristo, están revestidos de Cristo.

28Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.

29Y si ustedes son de Cristo, ciertamente son linaje de Abrahán y, según la promesa, herederos.

Falsos profetas y falsos maestros

1Entre el pueblo hubo también falsos profetas, como también habrá entre ustedes falsos maestros que con disimulo introducirán herejías destructivas, y hasta llegarán a negar al Señor que los rescató, con lo que atraerán sobre sí mismos súbita destrucción.

2Muchos imitarán su conducta indecente, y por causa de ellos se hablará mal del camino de la verdad.

3Por su rapacidad, estos falsos maestros harán negocio con ustedes. Pero la condenación los espera desde hace mucho tiempo, y su perdición ya está en camino.

4Es un hecho que Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los lanzó a oscuras prisiones, donde se les vigila para llevarlos a juicio.

5Y tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que protegió a Noé, quien proclamó la justicia, y a otras siete personas, y luego envió el diluvio sobre el mundo de los impíos.

6Dios también condenó a la destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, y las redujo a cenizas, para que sirvieran de escarmiento a los futuros impíos,

7pero puso a salvo al justo Lot, que vivía abrumado por la desenfrenada conducta de los malvados.

8(Porque para este hombre justo, que vivía entre ellos, cada día era un tormento al ver y oír lo que esos malvados hacían.)

9El Señor sabe librar de la tentación a los piadosos, y sabe también reservar a los injustos para que sean castigados en el día del juicio,

10sobre todo a los que se dejan llevar por la depravada naturaleza humana, y andan en deseos impuros y en la inmundicia, con lo que desprecian la autoridad divina.

Son atrevidos y arrogantes, y no tienen miedo de insultar a los poderes superiores.

11Los ángeles, en cambio, aunque son mayores en fuerza y en poder, no se atreven a insultarlos ni a condenarlos delante del Señor.

12Pero estos hablan mal de cosas que no entienden; son como animales irracionales, que nacieron para ser presa de la destrucción. Por eso, su propia destrucción los destruirá,

13y recibirán el castigo que merece su injusticia. Creen que el placer consiste en gozar de los deleites a plena luz del día. Son una vergüenza y una deshonra, pues mientras comen con ustedes se solazan en sus propios placeres.

14Su mirada está cargada de adulterio, no se cansan de pecar, seducen a los pusilánimes, su corazón está habituado a la codicia; ¡son hijos de maldición!

15Se han apartado del camino recto, se han extraviado por seguir el camino de Balaam hijo de Beor, que tanto amó el premio de la maldad

16que fue reprendido por su iniquidad; ¡una bestia de carga, que no podía hablar, habló con voz humana y puso un alto a la locura del profeta!

17Estos son fuentes sin agua, nubes que arrastra la tormenta, y para siempre les espera la más densa oscuridad.

18Cuando hablan, lo hacen con palabras arrogantes y vanas; mediante las pasiones humanas y el libertinaje seducen a los que habían comenzado a apartarse de los que viven en el error.

19Les prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues todo aquel que es vencido, se vuelve esclavo del que lo venció.

20Gracias al conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, habían logrado escapar de las contaminaciones del mundo, pero volvieron a enredarse en ellas y fueron vencidos, con lo que su estado final fue peor que el primero.

21Les hubiera sido mejor no haber conocido el camino de la justicia, que volverse atrás después de haber conocido y recibido el santo mandamiento.

22Pero en ellos se ha cumplido la verdad proverbial: «El perro vuelve a su vómito», y «la puerca recién lavada vuelve a revolcarse en el lodo.»

Deberes sociales de la nueva vida

18Ustedes las esposas, respeten a sus esposos, como conviene en el Señor.

1Ustedes los amos, sean rectos y justos con sus siervos, pues ya saben que tienen un Amo en los cielos.

2Dedíquense a la oración, y sean constantes en sus acciones de gracias.

3Oren también por nosotros, para que el Señor nos abra las puertas y prediquemos la palabra, para que demos a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso.

4Oren para que pueda proclamarlo como debo hacerlo.

5Compórtense sabiamente con los no creyentes, y aprovechen bien el tiempo.

6Procuren que su conversación siempre sea agradable y de buen gusto, para que den a cada uno la respuesta debida.

Salutaciones finales

7Nuestro querido hermano Tíquico, fiel ministro y consiervo en el Señor, les llevará noticias mías.

8Lo envío a ustedes para que les cuente cómo estamos y reanime su corazón.

9Lo acompaña Onésimo, querido y fiel hermano, que es uno de ustedes. Ellos les contarán todo lo que sucede aquí.

10Los saluda Aristarco, mi compañero de prisión, lo mismo que Marcos, el sobrino de Bernabé, acerca del cual ya han recibido instrucciones. Si Marcos va a visitarlos, recíbanlo bien.

11También los saluda Jesús, llamado el Justo. Estos son los únicos judíos que me ayudan en el reino de Dios, y para mí han sido un gran consuelo.

12Los saluda Epafras, que es uno de ustedes. En sus oraciones, este siervo de Cristo siempre está rogando por ustedes con gran preocupación, para que ustedes se mantengan firmes y sean completamente perfectos en todo lo que Dios quiere.

13Yo soy testigo de que él se preocupa mucho por ustedes, y por los que están en Laodicea y Hierápolis.

14Los saluda Lucas, el médico amado, y Demas.

15Saluden a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que se reúne en su casa.

16Una vez que esta carta haya sido leída entre ustedes, asegúrense de que se lea también en la iglesia de los laodicenses, y que la carta de Laodicea la lean también ustedes.

17Díganle a Arquipo que no deje de cumplir con el ministerio que recibió del Señor.

18Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que la gracia sea con ustedes. Amén.

19Hermanos, puesto que con toda libertad podemos entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,

20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, es decir, de su propio cuerpo,

21y puesto que tenemos un gran sacerdote al frente de la casa de Dios,

22acerquémonos con un corazón sincero, y con la plena seguridad de la fe, con el corazón purificado de una mala conciencia, y con el cuerpo lavado en agua pura.

23Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió.

24Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.

25No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.

Advertencia a los pecadores deliberados

26Si con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados

27sino una terrible expectativa del juicio y del fuego ardiente que devorará a los enemigos de Dios.

28Cualquiera que desobedece la ley de Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren en su contra.

29¿Y qué mayor castigo piensan ustedes que merece el que pisotea al Hijo de Dios y considera impura la sangre del pacto, en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia?

30Bien sabemos que el Señor ha dicho: «Mía es la venganza, yo pagaré», y también: «El Señor juzgará a su pueblo».

31¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!

32Pero recuerden ustedes los tiempos pasados, cuando después de haber sido iluminados soportaron ustedes los sufrimientos de una gran lucha.

33Algunas veces fueron expuestos públicamente a las burlas y las aflicciones, y otras veces llegaron a ser compañeros de los que enfrentaban una situación semejante.

34Además, ustedes también se compadecieron de los presos, y gozosos soportaron el despojo de sus propios bienes, sabedores de que en los cielos tienen una herencia mejor y permanente.

35Por lo tanto, no pierdan la confianza, que lleva consigo una gran recompensa.

36Lo que ustedes necesitan es tener paciencia; para que, una vez que hayan hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido darnos.

37«Porque dentro de muy poco tiempo

el que ha de venir, vendrá y no tardará.

38Pero el justo vivirá por la fe;

y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.»

39Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y se pierden, sino de los que tienen fe y salvan su alma.

Hebreos 10:19-39RVRCAbrir en el lector de la Biblia

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