Sociedad Bíblica Peruana

ESPERANZA EN JESUCRISTO

Bible text(s)

Moisés en la ribera oriental del Jordán

1Estas palabras las pronunció Moisés ante todo Israel en la ribera oriental del río Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Jaserot y Dizahab.

2Desde Horeb hasta Cadés Barnea, por el camino al monte de Seír, se hacen once días de camino.

3Moisés habló con los hijos de Israel, en conformidad con todo lo que el Señor les había ordenado por medio de él. Les habló el día primero del mes undécimo del año cuarenta,

4después de haber derrotado a Sijón, el rey de los amorreos que reinaba en Jesbón, y a Og, el rey de Basán que reinaba en Astarot, en Edrey.

5Moisés resolvió exponer esta ley cuando estaba ya en tierra de Moab, de este lado del Jordán. Y dijo:

6«El Señor nuestro Dios nos habló en Horeb. Nos dijo: “Ustedes han estado ya bastante tiempo en este monte.

7Ahora diríjanse a los montes de los amorreos y a todas sus comarcas en el Arabá, en los montes y en los valles, en el Néguev y hasta la orilla del mar, a la tierra de los cananeos, al Líbano y hasta el gran río Éufrates.

8Miren, yo les he entregado la tierra; ¡entren y tomen posesión de ella! Es la tierra que yo, el Señor, juré dar a Abrahán, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes, y a su descendencia.”

Nombramiento de jueces

9»En aquel entonces yo les dije a ustedes: “Yo solo no puedo sobrellevarlos.

10El Señor su Dios los ha multiplicado, y ahora ustedes son tan numerosos como las estrellas del cielo.

11¡Que el Señor y Dios de sus padres los haga mil veces más numerosos de lo que ahora son! ¡Que los bendiga, como les ha prometido!

12Porque yo solo, ¿cómo podría sobrellevar sus molestias, sus cargas y sus pleitos?

13Denme de entre las tribus de ustedes algunos hombres sabios y entendidos, y con experiencia, para que yo los ponga al frente de ustedes.”

14Y ustedes me respondieron, y dijeron: “Está bien hacer lo que dices.”

15»Tomé entonces de entre los jefes de sus tribus a hombres sabios y con experiencia, y los puse al frente de ustedes como jefes de millares, de centenas, y de grupos de cincuenta y de diez hombres, y como gobernadores de sus tribus.

16Ese día les ordené a sus jueces: “Presten atención a sus hermanos. Sean justos con cada uno de ellos, y con los extranjeros.

17Al dictar sentencia, no hagan distinción de personas, sino que deben atender lo mismo al débil que al poderoso. No tengan miedo de nadie, porque el juicio es de Dios. Si se les presenta un caso difícil, pásenmelo a mí, y yo lo atenderé.”

18Así que ese día les dije todo lo que debían hacer.

Misión de los doce espías

19»Cuando salimos de Horeb, anduvimos por todo ese desierto grande y terrible que ya han visto. Anduvimos por el camino de los montes amorreos, tal y como el Señor nuestro Dios nos lo ordenó, hasta llegar a Cadés Barnea.

20Entonces les dije: “Ustedes han llegado a estos montes de los amorreos, que el Señor nuestro Dios nos da.

21Dense cuenta de que el Señor su Dios les ha entregado la tierra. ¡Adelante! Tomen posesión de ella, conforme a la promesa del Señor, el Dios de sus antepasados. ¡No teman ni desmayen!”

22»Entonces todos ustedes vinieron a verme, y dijeron: “Enviemos algunos de nosotros que vayan y exploren la tierra, y que vuelvan y nos informen qué camino debemos seguir y a qué ciudades debemos llegar.”

23Lo que ustedes me dijeron me pareció bien, así que escogí a doce de ustedes, un hombre por cada tribu.

24Y ellos partieron y subieron al monte, y llegaron hasta el valle de Escol y exploraron la tierra.

25Trajeron consigo algunos frutos del país, y nos dieron este informe: “La tierra que el Señor nuestro Dios nos da es muy buena.”

26Sin embargo, ustedes no quisieron ir, sino que se rebelaron al mandato del Señor su Dios

27y en sus tiendas murmuraban y decían: “El Señor nos aborrece. Por eso nos ha sacado de Egipto: ¡para entregarnos en manos de los amorreos, para destruirnos!

28¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han descorazonado al decir que esa gente es más alta y más fuerte que nosotros; que sus ciudades son grandes, con murallas que llegan hasta el cielo, y que además allí vieron a los anaquitas.”

29Pero yo les dije: “No teman. No les tengan miedo.

30El Señor su Dios va delante de ustedes, y él peleará por ustedes, como antes vieron que lo hizo por ustedes en Egipto.

31Además, ustedes son testigos de que, en el desierto, y por todo el camino que han recorrido, el Señor su Dios los ha traído como un padre que lleva a su hijo de la mano, hasta llegar a este lugar.”

32Aun así, ustedes no creyeron en el Señor su Dios,

33que iba por el camino delante de ustedes para explorar el lugar donde ustedes habrían de acampar. De noche, les mostraba con fuego el camino por donde debían ir, y de día los guiaba con una nube.

Dios castiga a Israel

34»Cuando el Señor oyó lo que ustedes dijeron, se enojó y, con un juramento, dijo:

35“Ninguno de estos verá la buena tierra que prometí a sus padres que les daría. ¡Son una generación malvada!

36Solo la verá Caleb hijo de Yefune. A él y a sus hijos les daré la tierra que él pisó, porque me ha seguido fielmente.”

37»También por culpa de ustedes el Señor se enojó contra mí, y me dijo: “Tampoco tú entrarás allá.

38Quien entrará será Josué hijo de Nun, el cual te sirve. Anímalo, porque él le dará a Israel posesión de la tierra.

39También entrarán allá sus hijos, esos niños que no saben hoy lo que es bueno ni lo que es malo, y de los cuales dijeron que servirían de botín de guerra. A ellos y a sus hijos les daré la tierra. Ellos serán quienes la reciban en propiedad.

40En cuanto a ustedes, den la vuelta y diríjanse al desierto, en dirección al Mar Rojo.”

La derrota en Jormá

41»Ustedes respondieron, y me dijeron: “Hemos pecado contra el Señor. Pero iremos y pelearemos, tal y como el Señor nuestro Dios nos lo ha ordenado.” Y cada uno de ustedes tomó sus armas y se preparó para subir al monte.

42Entonces el Señor me dijo: “Diles que no suban ni peleen, porque yo no estoy con ellos. De lo contrario, serán derrotados por sus enemigos.”

43Y yo hablé con ustedes, pero ustedes no me hicieron caso. Al contrario, fueron rebeldes al mandato del Señor y con gran arrogancia subieron al monte.

44Pero los amorreos, que habitaban en aquel monte, salieron a su encuentro y los persiguieron como avispas hasta Jormá, y los derrotaron en Seír.

45Entonces ustedes volvieron y lloraron delante del Señor, pero el Señor no escuchó su voz, ni les hizo caso.

46Fue así como ustedes estuvieron en Cadés muchos días, es decir, todo el tiempo que han estado allí.

Deuteronomio 1:1-46RVRCAbrir en el lector de la Biblia

1¿Quién ha creído a nuestro anuncio?

¿En quién se ha manifestado el brazo del Señor?

2Crecerá ante él como un renuevo,

como raíz en tierra seca.

No tendrá una apariencia atractiva,

ni una hermosura impresionante.

Lo veremos, pero sin atractivo alguno

para que más lo deseemos.

3Será despreciado y desechado

por la humanidad entera.

Será el hombre más sufrido,

el más experimentado en el sufrimiento.

¡Y nosotros no le daremos la cara!

¡Será menospreciado! ¡No lo apreciaremos!

4Con todo, él llevará sobre sí nuestros males,

y sufrirá nuestros dolores,

mientras nosotros creeremos que Dios

lo ha azotado, lo ha herido y humillado.

5Pero él será herido por nuestros pecados;

¡molido por nuestras rebeliones!

Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz,

y por su llaga seremos sanados.

6Todos perderemos el rumbo, como ovejas,

y cada uno tomará su propio camino;

pero el Señor descargará sobre él

todo el peso de nuestros pecados.

7Se verá angustiado y afligido,

pero jamás emitirá una queja;

será llevado al matadero, como un cordero;

y como oveja delante de sus trasquiladores

se callará y no abrirá su boca.

8Sufrirá la cárcel, el juicio y la muerte;

¿y quién entonces contará su historia,

si él será arrancado por completo

de este mundo de los vivientes

y morirá por el pecado de mi pueblo?

9Se le dará sepultura con los impíos;

morirá en compañía de malhechores;

a pesar de que nunca hizo violencia a nadie,

ni jamás profirió una sola mentira.

10Pero al Señor le pareció bien

quebrantarlo y hacerlo padecer.

Cuando se haya presentado a sí mismo

como ofrenda para la expiación de pecado,

verá a su descendencia, tendrá una larga vida,

y por medio de él se verá prosperada

la voluntad del Señor.

11Verá el fruto de su propia aflicción,

y se dará por satisfecho.

Mi siervo justo justificará a muchos

por medio de su conocimiento,

y él mismo llevará las iniquidades de ellos.

12Por eso yo le daré parte con los grandes,

y él repartirá despojos con los fuertes.

Porque él derramará su vida hasta la muerte

y será contado entre los pecadores;

llevará sobre sí mismo el pecado de muchos,

y orará en favor de los pecadores.

Isaías 53:1-1:12RVRCAbrir en el lector de la Biblia
La fe que vence al mundo

1Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de Dios. Todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.

2En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y obedecemos sus mandamientos.

3Pues este es el amor a Dios: que obedezcamos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son difíciles de cumplir.

4Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.

5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

El testimonio del Espíritu

6Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

7Porque tres son los que dan testimonio [en el cielo: el Padre, la Palabra, y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

8Y tres son los que dan testimonio en la tierra]: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.

9Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio que Dios ha presentado acerca de su Hijo.

10El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, lo ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha presentado acerca de su Hijo.

11Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo.

12El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

El conocimiento de la vida eterna

13Les he escrito estas cosas a ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.

14Y esta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye.

15Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

16Si alguno ve que su hermano está cometiendo un pecado, que no sea de muerte, debe pedir por él, y Dios le dará vida. Esto vale para los que cometen un pecado que no sea de muerte. Hay pecados de muerte, y yo no digo que se pida por ellos.

17Toda injusticia es pecado, pero hay pecado que no es de muerte.

18Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios lo protege, y el maligno no lo toca.

19Sabemos que somos de Dios, y que el mundo entero está bajo el maligno.

20Pero también sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

21Hijitos, manténganse apartados de los ídolos. Amén.

1La respuesta amable calma la ira;

la respuesta grosera aumenta el enojo.

2La lengua sabia adorna el conocimiento;

la boca de los necios profiere tonterías.

3Los ojos del Señor están en todas partes,

y observan a los malos y a los buenos.

4La lengua apacible es árbol de vida;

la lengua perversa daña el espíritu.

5El necio desprecia la corrección de su padre;

el que la acata, alcanza la prudencia.

6En la casa del justo siempre hay abundancia;

en las ganancias del impío siempre hay problemas.

7La boca de los sabios imparte conocimientos;

el corazón de los necios hace todo lo contrario.

8El Señor aborrece las ofrendas de los impíos,

pero recibe con agrado la oración de los rectos.

9El Señor aborrece el camino del impío,

pero ama al que va en pos de la justicia.

10Para el descarriado, la corrección es molesta;

pero aborrecerla conduce a la muerte.

11Ante el Señor están la muerte y el sepulcro,

¡y también el corazón de los seres humanos!

12Al burlón no le gusta que lo reprendan,

ni tampoco se junta con los sabios.

13Un corazón alegre le hace bien al rostro,

pero las penas del corazón abaten el ánimo.

14El corazón entendido tiene hambre de saber;

la boca del necio se alimenta de tonterías.

15Si estás triste, todos los días son malos;

si estás feliz, todos los días son de fiesta.

16Es mejor lo poco, con el temor del Señor,

que lo mucho, con muchos problemas.

17Es mejor comer legumbres con amor,

que comer carne de res con odio.

18El hombre iracundo provoca conflictos;

el que se controla, aplaca las rencillas.

19El perezoso va por una senda espinosa;

el hombre recto camina como en una calzada.

20El hijo sabio hace feliz a su padre;

el hijo necio hace infeliz a su madre.

21Al necio, ser necio lo hace feliz,

pero el que es entendido corrige sus pasos.

22Los planes fracasan por falta de consejos,

pero triunfan cuando hay muchos consejeros.

23El hombre es feliz cuando sabe responder;

¡y qué buena es una respuesta oportuna!

24Para el entendido, la vida es un camino ascendente

que lo aleja de caer en el sepulcro.

25El Señor destruye la casa de los soberbios,

pero afirma el patrimonio de la viuda.

26Al Señor le repugnan los planes malvados,

pero las palabras amables le son aceptables.

27El que es ambicioso trastorna su casa,

pero el que desprecia el soborno vivirá.

28El justo piensa bien, antes de responder;

la boca de los impíos profiere malas palabras.

29El Señor está lejos de los impíos,

pero oye la oración de los justos.

30La luz de los ojos alegra el corazón,

y las buenas noticias fortalecen los huesos.

31El que presta oído a las advertencias de vida,

convivirá con los sabios.

32Despreciar la disciplina es no apreciarse uno mismo;

obedecer la corrección es poseer entendimiento.

33El temor del Señor corrige y da sabiduría;

antes que honra, humildad.

Proverbios 15:1-1:33RVRCAbrir en el lector de la Biblia
Dios ha hablado por su Hijo

1Dios, que muchas veces y de distintas maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas,

2en estos días finales nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y mediante el cual hizo el universo.

3Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la derecha de la Majestad, en las alturas,

4y ha llegado a ser superior a los ángeles, pues ha recibido un nombre más sublime que el de ellos.

El Hijo es superior a los ángeles

5Porque jamás dijo Dios a ninguno de sus ángeles:

«Tú eres mi Hijo.

Yo te he engendrado hoy.»

Ni tampoco:

«Yo seré su Padre,

y él será mi hijo.»

6Además, cuando Dios introduce al Primogénito en el mundo, dice:

«Que lo adoren todos los ángeles de Dios.»

7Acerca de los ángeles, dice:

«Él hace que sus ángeles sean como vientos,

y sus ministros como llamas de fuego.»

8Pero del Hijo dice:

«Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre;

el cetro de tu reino es un cetro de justicia.

9Amas la justicia, y odias la maldad.

Por eso te ungió Dios, tu Dios,

con óleo de alegría más que a tus compañeros.»

10Y también dice:

«Señor, tú fundaste la tierra en el principio,

y los cielos son obra de tus manos.

11Ellos perecerán, pero tú permaneces para siempre.

Todos ellos se desgastarán como un vestido;

12los enrollarás como un manto, y quedarán cambiados;

pero tú eres el mismo,

y tus años no tendrán fin.»

13Dios jamás le dijo a ninguno de los ángeles:

«Siéntate a mi derecha

hasta que ponga a tus enemigos

por estrado de tus pies.»

14¿Y acaso no son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir a quienes serán los herederos de la salvación?

21Hijo mío, preserva la ley y el consejo;

nunca pierdas esto de vista.

22Estos infundirán vida a tu alma

y adornarán tu cuello.

23Así podrás andar confiado en tu camino,

y nunca tus pies tropezarán.

24No tendrás temor cuando te acuestes;

te acostarás y tendrás gratos sueños.

25No temerás que de repente te asalten

las calamidades que merecen los impíos.

26El Señor te infundirá confianza,

y evitará que tus pies queden atrapados.

27No te niegues a hacer los favores debidos,

cuando en tu mano esté el hacerlos.

28Si hoy puedes ayudar a tu prójimo,

no pospongas la ayuda para mañana.

29No hagas planes malvados contra tu prójimo;

es tu prójimo y vive confiando en ti.

30No entables sin motivo pleitos contra nadie,

mucho menos si no te han agraviado.

31No envidies a la gente violenta,

ni escojas ninguno de sus caminos,

32porque al Señor le repugnan los perversos,

pero es amigo de los hombres honrados.

33Sobre la casa de los malvados

recae la maldición del Señor;

sobre la habitación de los justos

permanece su bendición.

34El Señor se burla de los burlones,

pero brinda su favor a los humildes.

35La herencia de los sabios es la honra;

la de los necios, la deshonra.

Proverbios 3:21-35RVRCAbrir en el lector de la Biblia

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